Ya estamos de lleno metidos en el día a día del barrio. Vamos a comprar. ¿Manteca de cerdo? ¿Levadura fresca? ¿Gelatina de limón? No, no parece que estemos hablando de productos muy sofisticados pero cada día me resulta más complicado encontrarlos en el centro de Madrid. Los comercios de toda la vida van echando el cierre y las pequeñas tiendas que quedan se adaptan a un nuevo tiempo. Prefieren vender bebidas frías y ensaladas preparadas y retiran de las estanterías alimentos que se están dejando de consumir porque cada día que pasa, la almendra central de Madrid queda reservada a los turistas y los alquileres vacacionales.
No quiero que veáis en esta entrada una crítica al turismo o a todos aquellos que vienen de visita porque nosotros también viajamos. Es una reflexión en voz alta de lo que han cambiado las cosas en estos últimos cinco años desde que nos vinimos a vivir al centro. Un ejemplo de lo más común. Donde teníamos un súper Día de toda la vida nos han colocado un Día & Go, muy chic que abre hasta muy tarde pero que ha retirado el pescado de las neveras y dedica buena parte de su espacio a los snacks, bollería y precocinados. ¡Ah! ¿Y los precios? mucho más caros que antes. Veo además que en el pequeño mercado en el que compro están haciendo obras para adaptar también su oferta a los nuevos tiempos. Los pacientes más mayores del centro de salud se quejan de que el barrio está cada día más caro y que las pensiones no suben al mismo ritmo.
Las ciudades deben cambiar y renovarse. Todos viajamos y queremos conocer otros sitios. Todos somos turistas en algún momento pero esta explosión de turismo urbano que vemos en todo el mundo (me sorprendió este verano como están Oporto o Lisboa) está cambiando muchas cosas y algunas no para bien. Alquilar un piso resulta ya misión imposible y muchos vecinos se están marchando a localidades de la periferia. Los bares intentan aprovechar la situación y salvo honradas excepciones, cuando sales por Malasaña tienes la sensación de estar metida en un parque de atracciones. Cada día es más dificil encontrar un loca donde pongan comida rica, hay más fast-food moderno y más caro.
Bueno, siempre nos quedarán nuestros rincones favoritos del barrio, como el “Café de la Luz”al que van también muchos turistas pero donde todavía nos tratan como vecinos. Ana, que está allí cada mañana al frente de todo, me ha dado esta receta que prepara su madre, Patricia. Ellas son cubanas, como su tío Rubén y de nuestros momentos de intercambios de recetas nos regaló este flan cubano que preparan en olla rápido porque como ellas dicen “allí no hay más”, y como está de rico, tiene más peligro que la turistificación. XD ¡Os va a encantar!
Y otro día os cuento el fenómeno suciedad de esta ciudad, eso da para muchos capítulos.
Nuestra olla rápida es esta Kuhn Rikon de base de 28cm de diámetro que sirve para todo, la flanera de litro y medio, ambos productos los podéis encontrar en Claudia&Julia donde podéis usar el código “VelocidadCuchara” que además del 5% de descuento, os mandarán una chapita conmemorativa* de nuestro 10º Aniversario. (*Hasta agotar existencias).
- Para el flan:
- 345 g de leche evaporada
- 370 g de leche condensada
- 4 huevos medianos
- Un chorro de vainilla líquida
- Una pizca de sal
- Para el caramelo:
- 100 g de azúcar blanquilla
- 2 cucharadas de agua
- un chorrito de zumo de limón
- Necesitarás:
- Un molde para flan de 1-1,5 litros, si es con tapa mejor
- Una olla rápida
- Para hacer el caramelo líquido -puedes usar de bote- pon en un cazo el azúcar con el agua y el chorro de limón. Sube a fuego medio y deja que burbujee hasta que se ponga doradito. Retira del fuego y espera a que las burbujas desaparezcan. Vierte el caramelo en la flanera.
- Para preparar el flan: Pon en el vaso todos los ingredientes del flan y bate 10 segundos en velocidad 5 o bate con unas varillas. Vierte el flan en tu flanera con la ayuda de un colador -para evitar cualquier grumito- y cierra con la tapa de la flanera.
- Vierte en tu olla rápida agua hasta cubrir dos dedos de altura. Introduce tu flanera tapada -si no tuvieras tapa, cubre bien con papel albal para que no entre nada de líquido. Cierra la olla rápida y ponla al fuego hasta que alcance la 2º anilla. Una vez que haya alcanzado la segunda anilla, apaga el fuego y deja la flanera dentro de la olla unos 20-25 minutos. Luego retira y deja enfriar antes de desmoldar.
- Para comprobar que tu flan está perfectamente cuajado, puedes introducir una brocheta en el centro. Si sale limpia es que está bien cocinado. Ojo! este flan es adictivo.