¿Puede todo el ‘moderneo’ madrileño darse cita en un solo lugar una vez al mes? La respuesta es sí y ese sitio es el Mercado de Motores. La iniciativa reúne a pequeños emprendedores que diseñan ropa, cocinan galletas, confeccionan pajaritas, venden bicis vintage, collares para perros o incluso azulejos hidráulicos. Es la versión actualizada (y necesaria) de El Rastro, que hace muchos años pasó del castizismo al cutrerío más insoportable.
El Mercado de Motores (y de ahí viene su nombre original) comenzó en la Nave de Motores del Metro de Madrid (Metro Pacífico). Los vendedores pagan por sus puestos un alquiler y pueden vender sus productos durante tres días (viernes, sábado y domingo). En las instalaciones de Metro el mercado era más pequeño y familiar pero parece que algún vecino de la zona no estaba conforme con las terrazas y el humo de las barbacoas que montaban en el exterior, así que el mercado ha tenido que trasladarse a otro lugar, el Museo del Ferrocarril(Metro Delicias).
En el Mercado de Motores hay puestos dentro y fuera de la nave. En la nueva ubicación hay más tiendas pero también más gente, así que ha perdido algo de aquel encanto inicial de pequeño mercadillo europeo. Puedes encontrar de todo. Desde un teléfono Heraldo de Telefónica a unas zapatillas de andar por casa por el precio de unos zapatos de vestir. Es un mercado callejero pero muchas tiendas no venden precisamente gangas. Hay pequeños espacios para la gastronomía, muebles restaurados, bufandas hechas a mano… y mucha música. Siempre hay músicos tocando y animando el ambiente de este espacio en el que todo esto se mezcla con las viejas locomotoras de la Renfe y el famoso Tren de la Fresa.
Con el cambio de ubicación los perrunos hemos tenido algunos problemas para entrar a las instalaciones. Lo están intentando solucionar pero oficialmente en el Museo del Ferrocarril no se puede entrar con perro. El primer día hubo algún problema con los canes pero ahora hacen ya la vista gorda.