No os lo vais a creer. Javi ha entrado por la puerta de casa esta tarde con un gorro navideño en la cabeza. Sí, ha tenido el valor de venir desde el trabajo con un gorro con orejas de Elfo. Definitivamente ha perdido todos los complejos. Supongo que es cosa de la edad. Bendita madurez. Creo que el mejor momento de la vida es cuando llegas a ese punto en el que no te importa lo que piensen de ti. Ni lo que les moleste, ni lo que puedan opinar los demás. Desde luego a Javi le ha dado fuerte con la Navidad… y este año empieza pronto.
No quiero meterme en líos y no diré si son mejores las luces de Madrid o de Vigo porque en esto tengo el corazón partío. Las de Vigo las veré en unos días cuando vayamos a casa. Las de Madrid me gustan de siempre. Me encanta -a pesar del atascazo permanente de la Gran Vía- ese ambiente navideño que se respira en la ciudad. Hemos pasado un año tan complicado que es momento de sacar la cabeza, disfrutar un poco pero hacerlo siempre con responsabilidad.
Bueno, al lío que me enrollo. Esta receta que os traigo hoy está buenísima. La cenamos anoche y creo que he triunfado. La he hecho con la panceta de cerdo de Lalín que me traje del último viaje a Pontevedra (ahora entendéis lo del corazón partío). Ha salido de chuparse los dedos. Y sí, Clara y Camilo -por cierto me hace tanta ilusión cuando me mandáis fotos de vuestros perretes por las redes- han estado rondado la mesa durante toda la noche.
El viernes siempre nos permitimos algún lujazo y creo que no hay mejor forma de encarar el fin de semana que con un plato sabroso y un vino rico mientras los dos nos ponemos al día de la semana. Probad esta receta. De verdad que si os gusta la pasta, os encantará el resultado.
Nos vamos a dar una vuelta con los bichos pero antes de cerrar el ordenador, os quiero dar las gracias por todas las muestras de cariño y mensajes que me habéis mandado desde ayer. Me ha encantado ver que habéis empezado a hacer las recetas de Cocina rico todos los días. Para mi, es muy importante que os guste y que lo exprimáis a tope.
Un beso. Ro.
- Para la salsa:
- 30 g de aceite de oliva virgen extra
- 150 g de panceta de cerdo cortado en tiras de medio centímetro o guanciale
- 1 cebolleta
- 2 dientes de ajo
- 1 guindilla troceada o 2 cayenas
- 50 ml de vino blanco
- 400 g de tomate troceado
- 1 cucharada de azúcar -opcional-
- 300 g de pasta al gusto
- Say y pimienta -al gusto-
- 50 g de queso Pecorino -cantidad al gusto- o parmesano
- Perejil picadito para decorar
- Para la pasta:
- 300-350 g de pasta al gusto
- sal al gusto
- Pon en el vaso el aceite y la panceta o tocino y sofríe 8 minutos, 120ºC o Varoma, velocidad cuchara, sin cubilete.
- Incorpora la cebolleta troceada, los dientes de ajo picaditos y la guindilla o las cayenas y programa 8 minutos, 120ºC o Varoma, velocidad cuchara, sin cubilete.
- Incorpora el vino y deja evaporar programando 5 minutos, 120ºC, velocidad cuchara, sin cubilete.
- Añade el tomate troceado, la sal y la pimienta, el azúcar y cocina 14 minutos, 120ºC, velocidad 1, con el cubilete en su posición sobre la tapa. Salsa lista.
- Cuece la pasta en una olla con abundante agua. Cuando comience a hervir, agrega sal y la pasta y cocina el tiempo que indique el paquete para dejarla al dente. Escurre.
- Vierte la pasta sobre la salsa a la Amatriciana, mezcla, ralla con un rallador queso Pecorino por encima y añade un poco de perejil picadito. A comer.